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domingo, 4 de octubre de 2015

MENSAJE PARA EL GRUPO DE ORACIÓN 
SAGRADOS E INMACULADOS CORAZONES


24 DE JUNIO DE 2015


San Juan Evangelista
Si, estamos los dos. San Juan Evangelista y San Juan Bautista, la paz que traigo del Dios tres veces santo, Padre, Hijo y Espíritu Santo, inunde vuestros corazones.
Llevar la palabra de Dios como yo hice en su día en la tierra. Llevé el evangelio. Vosotras y vosotros llevarlo a todos los hombres, mujeres que el Padre ponga en vuestro camino.
Sabréis en vuestro interior cuando deberéis de hablar. El mundo se ha oscurecido.
El mundo está agonizando porque el hombre, una mayoría no cree en Dios y otra lo ha abandonado.
Vosotras y vosotros, hijos míos, lleváis en vuestro interior la luz para prender otros corazones de almas confundidas, de almas que se dejan llevar por enseñanzas erróneas y venenosas. Almas ignorantes de buen corazón pero que no tienen a Dios y esos corazones sin Dios no son nada, son obras que hacen vacías para que la obra y los actos buenos tengas el valor que se merecen tienen que estar llenas de Dios. Las obras sin Dios no tienen mérito porque no las hacen por amor a Dios, hijos míos y hermanos y hermanas míos. Recordarlo, toda obra hecha en Dios produce muchos frutos y gracias porque en ellas dan gloria a nuestro salvador, al Padre y al Paráclito y la recompensa es la eternidad.
Ahora doy paso a Juan el Bautista.

San Juan Bautista
Paz, hermanos y hermanas.
Si, yo soy Juan el Bautista, la voz que calma en el desierto, vuestro hermano.
Y en esta tarde os traigo la fuerza para que también vosotras y vosotros seáis la voz de Dios y no apaguéis al Paráclito y no ser pusilánimes, ninguna ni ninguno.
Os digo esto para que no vayáis a medias tintas, la verdad solamente tiene más que un camino, no disculpéis el mal.
Ser la voz del Paráclito como yo lo fui en este mundo sin tener miedo a nada, solo a la perdición de mi alma y a no dar a mi primo, nuestro salvador, nuestro redentor la gloria que se merece.
Ser también cautos y prudentes que como ha dicho el apóstol Juan cuando el espíritu hable a través de vosotros los sabréis. Antes de hablar trazar la señal de la cruz en vuestros labios y en vuestros corazones.
Hacerlo todo en el nombre de Dios y no titubeéis. Lo que está bien está bien y lo que esta mal está mal que vivís en un tiempo en que nada es pecado y todo es bueno y hasta las almas, muchas, que creen estar en Dios han perdido la noción de la verdad y seguían por estas verdades a medias y tanta mentira y engaño.
Hermanos y hermanas mías, el tiempo que vivís son tiempos muy difíciles. El tiempo peor desde que se creó el mundo. El tiempo de tanta apostasía, de tanta maldad, de jugar el hombre a ser Dios y querer quitar a Dios del lugar que le pertenece para ponerse él.
Pero tenéis la fuerza de todo un Dios tres veces santo, Padre, Hijo y Espíritu Santo, tenéis su apoyo, su ayuda y todo lo que necesitáis para vivir en tanta corrupción y maldad.
Al igual que yo no fui abandonado tampoco vosotras y vosotros. Ser firmes como la roca, no vaciléis y no disculpéis porque si disculpáis el mal estáis dando la espalda a Dios y el sí al enemigo.
Y ahora, os dejo con nuestra Mamá, la Inmaculada.

Nuestra Madre
Hijas mía e hijos míos, habéis oído a la bondad, a la ternura de Juan apóstol. Habéis oído a la bondad, al amor y a la fuerza de Juan el Bautista, coger todo lo que os ha dicho uno y os ha dicho el otro y no coger solamente lo que a vosotras y vosotros os venga bien.
Cada día que pasa las tinieblas aumenta, solamente las alumbran las lucecillas de las almas rectas, piadosas y llenas de amor y misericordia, de caridad y de humildad y con un amor inmenso a Dios nuestro Señor. Junto a esas lucecillas están nuestros Sagrados e Inmaculados Corazones alumbrando tanta tiniebla como invade esta tierra.
Dentro de un corto tiempo esta tiniebla será desvanecida por la luz de la cruz  pero para que la cruz se ilumine todavía debéis de pasar y terminar de pasar cada una y cada uno vuestras purificaciones y toda la humanidad. Según han vivido así será la purificación individual de cada uno y cada una, hijos míos e hijas mías.
Alegraos y regocijaos que pronto llegará vuestra liberación y vuestras tribulaciones desaparecerán junto a Mí, vuestra Madre y vuestro Jesús.
Ánimo, ofrecer y sacrificaos por los pobres pecadores que tanto necesitan de oración y que muchos ni siquiera con la oración se salvarán porque sus corazones están duros como piedras, tan duros, tan duros, que no dejan entrar la gracia en ellos y mi Inmaculado Corazón se desgarra de dolor al ver a tantas almas como se pierden en el infierno y se perderán.
Porque en verdad os vuelvo a repetir, hay infierno y muchas almas son las que cada día caen en el. Dios es misericordia pero también es justicia y a cada alma le da según sus obras y contra más duro esté el corazón del hombre a Dios más difícil es rescatarlo de las garras del infierno.
Orar mucho por la conversión de los pobre pecadores porque no todos se salvan.


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