MENSAJE PARA EL GRUPO DE ORACIÓN
SAGRADOS E INMACULADOS CORAZONES
24 DE JUNIO DE 2015
San Juan Evangelista
Si, estamos los dos. San Juan Evangelista y
San Juan Bautista, la paz que traigo del Dios tres veces santo, Padre, Hijo y
Espíritu Santo, inunde vuestros corazones.
Llevar la palabra de Dios como yo hice en su día en la
tierra. Llevé el evangelio. Vosotras y vosotros llevarlo a todos los hombres,
mujeres que el Padre ponga en vuestro camino.
Sabréis en vuestro interior cuando deberéis de hablar. El
mundo se ha oscurecido.
El mundo está agonizando porque el hombre, una mayoría no
cree en Dios y otra lo ha abandonado.
Vosotras y vosotros, hijos míos, lleváis en vuestro interior
la luz para prender otros corazones de almas confundidas, de almas que se dejan
llevar por enseñanzas erróneas y venenosas. Almas ignorantes de buen corazón
pero que no tienen a Dios y esos corazones sin Dios no son nada, son obras que
hacen vacías para que la obra y los actos buenos tengas el valor que se merecen
tienen que estar llenas de Dios. Las obras sin Dios no tienen mérito porque no
las hacen por amor a Dios, hijos míos y hermanos y hermanas míos. Recordarlo,
toda obra hecha en Dios produce muchos frutos y gracias porque en ellas dan
gloria a nuestro salvador, al Padre y al Paráclito y la recompensa es la
eternidad.
Ahora doy paso a Juan el Bautista.
San Juan Bautista
Paz, hermanos y hermanas.
Si, yo soy Juan el Bautista, la voz que calma en el
desierto, vuestro hermano.
Y en esta tarde os traigo la fuerza para que también
vosotras y vosotros seáis la voz de Dios y no apaguéis al Paráclito y no ser pusilánimes,
ninguna ni ninguno.
Os digo esto para que no vayáis a medias tintas, la verdad
solamente tiene más que un camino, no disculpéis el mal.
Ser la voz del Paráclito como yo lo fui en este mundo sin
tener miedo a nada, solo a la perdición de mi alma y a no dar a mi primo,
nuestro salvador, nuestro redentor la gloria que se merece.
Ser también cautos y prudentes que como ha dicho el apóstol
Juan cuando el espíritu hable a través de vosotros los sabréis. Antes de hablar
trazar la señal de la cruz en vuestros labios y en vuestros corazones.
Hacerlo todo en el nombre de Dios y no titubeéis. Lo que está
bien está bien y lo que esta mal está mal que vivís en un tiempo en que nada es
pecado y todo es bueno y hasta las almas, muchas, que creen estar en Dios han
perdido la noción de la verdad y seguían por estas verdades a medias y tanta
mentira y engaño.
Hermanos y hermanas mías, el tiempo que vivís son tiempos
muy difíciles. El tiempo peor desde que se creó el mundo. El tiempo de tanta apostasía,
de tanta maldad, de jugar el hombre a ser Dios y querer quitar a Dios del lugar
que le pertenece para ponerse él.
Pero tenéis la fuerza de todo un Dios tres veces santo,
Padre, Hijo y Espíritu Santo, tenéis su apoyo, su ayuda y todo lo que necesitáis
para vivir en tanta corrupción y maldad.
Al igual que yo no fui abandonado tampoco vosotras y
vosotros. Ser firmes como la roca, no vaciléis y no disculpéis porque si
disculpáis el mal estáis dando la espalda a Dios y el sí al enemigo.
Y ahora, os dejo con nuestra Mamá, la Inmaculada.
Nuestra Madre
Hijas mía e hijos míos, habéis oído a la bondad, a la
ternura de Juan apóstol. Habéis oído a la bondad, al amor y a la fuerza de Juan
el Bautista, coger todo lo que os ha dicho uno y os ha dicho el otro y no coger
solamente lo que a vosotras y vosotros os venga bien.
Cada día que pasa las tinieblas aumenta, solamente las
alumbran las lucecillas de las almas rectas, piadosas y llenas de amor y misericordia,
de caridad y de humildad y con un amor inmenso a Dios nuestro Señor. Junto a
esas lucecillas están nuestros Sagrados e Inmaculados Corazones alumbrando
tanta tiniebla como invade esta tierra.
Dentro de un corto tiempo esta tiniebla será desvanecida por
la luz de la cruz pero para que la cruz
se ilumine todavía debéis de pasar y terminar de pasar cada una y cada uno
vuestras purificaciones y toda la humanidad. Según han vivido así será la
purificación individual de cada uno y cada una, hijos míos e hijas mías.
Alegraos y regocijaos que pronto llegará vuestra liberación
y vuestras tribulaciones desaparecerán junto a Mí, vuestra Madre y vuestro Jesús.
Ánimo, ofrecer y sacrificaos por los pobres pecadores que
tanto necesitan de oración y que muchos ni siquiera con la oración se salvarán
porque sus corazones están duros como piedras, tan duros, tan duros, que no
dejan entrar la gracia en ellos y mi Inmaculado Corazón se desgarra de dolor al
ver a tantas almas como se pierden en el infierno y se perderán.
Porque en verdad os vuelvo a repetir, hay infierno y muchas
almas son las que cada día caen en el. Dios es misericordia pero también es
justicia y a cada alma le da según sus obras y contra más duro esté el corazón
del hombre a Dios más difícil es rescatarlo de las garras del infierno.
Orar mucho por la conversión de los pobre pecadores porque
no todos se salvan.
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