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lunes, 5 de octubre de 2015

MENSAJE PARA EL GRUPO DE ORACIÓN 
SAGRADOS E INMACULADOS CORAZONES


29 DE JULIO DE 2015



Espíritu Santo
La paz inunde los corazones de los presentes. Esta paz que viene de lo alto y que os la trae el Paráclito y la Inmaculada. Esta paz que el mundo no da y el mundo no tiene, la paz de Dios que la reciben todos los hombres y mujeres de corazón limpio y puro. Esta paz os la traigo en esta tarde y prende fuego en vuestro corazones.
Hijas mías, no dejar que la paz que os doy y os traigo de parte del Padre y del Hijo se vaya de vuestros corazones, cuidarla porque esta paz no la encontrareis en al tierra hasta que toda ella sea renovada, limpia y purificada.
Toda esta tierra llena de pecado y de inmundicia quede sepultada y surja la tierra nueva y los cielos nuevos, el paraíso tal y como lo creo el Padre para los hombres, para esta humanidad desagradecida, perversa y malvada que ha dado la espalda a Dios y no reconoce a Dios por Padre ni por su Creador ni el creador de todas las cosas.
Yo soplo en los hombres, soplo fuertemente en ellos para atraer las conciencias de los hombres a la verdad pero esas conciencias, la mayoría la han perdido, y como el corazón son témpanos de hielo. El hombre ha olvidado a Dios, el hombre ha echado a Dios de sus vidas y con ello se ha llenado de dolor de sufrimiento, de pecado, de toda aberración y de toda inmundicia.
Pero el Padre, que os ama tanto, y ama tanto a los suyos, no dejará que el mal venza. Cuando todo lo creáis perdido, como ya se os ha dicho alguna vez, entonces sonarán las trompetas y todo mal con esta tierra manchada quedará sumergida, vosotras y todos los que han cumplidos la santa voluntad del Padre serán arrebatados para no caer a los abismos y seáis puestos en la tierra nueva y en los cielos nuevos.
Cuando toda ella quede al descubierto porque tal giro dará la tierra, como jamás se ha visto, y surgirán lagos nuevos, ríos nuevos, valles nuevos, mares todos de agua cristalina, frutales como jamás habéis visto, verdes prados, nuevas flores.
El león, acampará con el hombre y no os hará daño al igual que todo animal peligroso ahora.
Y todo será un remando de paz, de amor y de felicidad pero antes tenéis que pasar por grandes sufrimientos, pero perseverar hasta el fin porque no estáis solos.
Otros darán la vida por Cristo pero creerme, nadie tocará un pelo de vuestras cabezas sin que el Padre lo permita.
Seguir en este camino cada vez más estrecho pero seguro que lleva a la eternidad o a la tierra nueva, los que a ella lleguen.
Amaros unos a otros como Yo os amo.
Ser humildes, el que quiera ser mayor que se haga el más pequeño y el más insignificante del grupo.
Que en el grupo brille el amor y la caridad, la fe, la confianza y la esperanza y vivir como los primeros cristianos.
Grandes dolores y sufrimientos os llegan cada día y la purificación será mas cruenta pero no tengáis miedo que todo un Dios tres veces santo y la Inmaculada y San José está junto a vosotras. Junto con los santos protectores del grupo, los que tenéis cada una en particular, vuestros ángeles de la guarda porque en ellos están todo lo que os hemos dado.
Ser valientes y ser fuertes porque lo peor está a punto de despuntar.
No hagáis caso a falsos profetas ni siguiera a muchos de mi Iglesia. Regiros por al tradición y no errareis. Si seguís en la tradición de vuestros padres estaréis siempre en la verdad y creer cada uno de los dogmas de la Iglesia y no hacer caso a lo que os quieran decir ahora.
Grandes males se están dando en mi Iglesia. Esta Iglesia que está iluminada y llevada por el Paráclito, que es Él que os está hablando, pero mi luz en una mayoría no entra porque los sacerdotes ingratos han cambiado la doctrina y creen lo que les conviene y hacen creer a los fieles lo que a ellos les conviene y el Cuerpo del Hijo, el cordero de Dios que quita los pecados del mundo, tantas veces, hijas mías, tantas veces se hace sacrilegio con Él.
No coger el cuerpo de Jesús, el Hijo del Dios vivo, con vuestras manos, con mucha adoración y humildad recibir a Jesús en vuestra lengua.
Que ni siquiera la Inmaculada, la llena de Gracia, la sin mancha, jamás el tiempo que estuvo aquí en la tierra cogió a su Hijo con las manos y Ella hubiera sido la única que hubiera podido. Pero no, se arrodillaba y con mucho amor, fervor, adoración y humildad recibía a su Hijo en su lengua inmaculada de la mano de los apóstoles y ¿quien sois vosotros, hijos e hijas ingratos y pecadores, para recibir a Jesús de cualquier manera?
Ir decorosamente a los templos, a la Iglesia fundada por Cristo al igual que a recibirle.
En esta tarde os vuelvo a dar fuerzas para que nos sucumbáis a todo el sufrimiento inmenso y cruel que trae la purificación que ya ha empezado pero que está llegando al centro como un huracán.
¡Ay, hijas mías, que dolor sienten los Corazones de Jesús y de María por la perdida de tantas almas! Pero les han atado las manos al decirles no.
Y respetamos las libertad del hombre y contra ella nada podemos.
El hombre es libre para decidir que camino tomar y el hombre sabe muy bien lo que está bien y lo que está mal.
Las llamadas del Hijo, en una mayoría, son sordas, no quieren escucharle y los pies de Jesús se llenan de sangre llamando a las almas porque sale a los caminos como un mendigo, sediento del amor de sus hijos para atraerlos a Él.
Y esas almas ingratas le escupen, le dicen no te conozco, se burlan y se ríen y su Santa Faz queda desfigurada y los pies llenos de sangre.
Pedir mucho por la conversión de los pobres pecadores, pedir mucho por las almas consagradas. Pedir mucho por la Iglesia de Cristo. Pedir mucho por el santo padre para que oiga mi voz y no lleve la Iglesia al error y a la perdición.
Grandes plagas, enfermedades, de bichos están viniendo a la tierra. Grandes sequias  y pérdidas de cosechas y comida se producirán en ella.
Al igual que grandes aguas torrenciales, vientos huracanados y el gran terremoto que esta por llegar a la capital de España.
Grandes volcanes se están preparando en las entrañas de la tierra y están rugiendo por salir.
Todo ello, el Padre lo permite para purificar al hombre pero el hombre sigue sordo y ciego y mudo y no grita a Dios.
El mal no lo trae el Padre. El mal lo ha traído el hombre, el pecado y la aberración.
Orar mucho por los moribundos, muchas almas, en estos tiempos, más que en otros son las que caen al fuego del infierno.
Ahora seguir el santo rosario.

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