MENSAJE PARA EL GRUPO DE ORACIÓN
SAGRADOS E INMACULADOS CORAZONES
27 DE JUNIO DE 2015
Jesús
Hemos querido manifestarnos en este misterio de sacrificio y
amor para que aprendáis de mi Madre que tanta falta os hace a muchas y a
muchos.
¡Sin sacrificio y amor puede peligrar vuestra salvación!
Porque en verdad os digo, os gusta la vida fácil, sin
complicaciones.
El sacrificio, la palabra lo dice, es con esfuerzo y el esfuerzo es lo que vale porque en él
está el amor a vuestro Dios y a vuestra Madre .
¡Que poca confianza tenéis en Mí y presumís de que tenéis
confianza!
Mirar a mi Madre en estado y los tiempos de entonces no son
los de ahora y llegó a cuidar a su prima Santa Isabel, en medio de tantas
dificultades, cansancio como se le presentó pero ello no la quitó de ir a
cuidar a su prima por amor a Dios y si malo fue el camino de ida, el de vuelta
fue aún peor, mi Madre estaba ya bastante avanzada y vosotras sabéis, madres,
que los primeros meses son los peores y todo lo ofreció con inmenso amor al
Padre para la salvación de las almas.
Rosa
Veo a la Virgen en un burrito con otras mujeres que la
acompañan, viene también como un carro pero la Virgen prefiere ir en el
burrito.
La veo cansada, pálida, agotada, sin fuerzas del viaje tan
largo y tan dificultoso pero en su rostro, a pesar del cansancio y de las
molestias que le está produciendo su embarazo por venir tan incómodamente, su
cara se llena de felicidad, amor y de alegría y de confianza en que nada pasará
porque el Padre y su Hijo la acompañan.
El camino no es bueno, hay que subir cuestas y bajarlas, hay
veces que la Virgen tiene que bajar y pasar a pie porque tiene que pasar entre
piedras grandes ayudada por otras mujeres. Pero la Virgen no se queja, la
Virgen en su corazón está llena de amor y felicidad.
Jesús
Si, hija mía, hijas mías e hijos míos.
No creáis que por ser mi Madre, por se mi Inmaculada, por
ser la sin Mancha, por ser la Virgen, estuvo exenta de sufrimiento. La que
piense eso está equivocado y equivocada.
Mi Madre sufrió en la tierra más que cualquier mujer hasta
ahora en ella. Pero volaba cada vez que Yo la llamaba a cualquier lugar donde
estaba. No la importaban las penurias ni el cansancio sino servir a su Hijo
Dios y a los hombres en Dios.
¡Aprender de ella y ponerlo todo en nuestros Sagrados e
Inmaculados Corazones para que cumpláis hasta el fin nuestra santa voluntad en
todo, hijas mías e hijos míos!
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