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miércoles, 29 de agosto de 2018

MENSAJE PARA EL GRUPO DE ORACIÓN 
SAGRADOS E INMACULADOS CORAZONES

7 JULIO DE 2018



Nuestra Madre
Hijos míos, vuestra Madre Inmaculada junto con mi divino Hijo desgarrado en la cruz nos hemos hecho presentes en este cenáculo formado y dirigido por nuestros Sagrados e Inmaculados corazones. 
Gracias, hijos míos, por haber acudido a nuestra llamada, a la llamada suplicante de nuestros corazones desgarrados por el pecado del hombre.
Gracias por ser el consuelo, el alivio, de nuestros corazones.
El mundo se ha sumergido en densas tinieblas. La humanidad camina en ellas como ciegos en manos del enemigo, de la iniquidad y de la mentira.
Sólo la luz de las almas fieles y de los grupos de oración, sólo son las luces que alumbran entre tanta tiniebla, hijos míos.
Nuestros corazones están desgarrados y entristecidos porque a pesar de estar llamando incesantemente al hombre, el hombre niega de Dios y vive a su libre albedrío. Incluso, muchos de los fieles se han creado un Dios a su imagen y semejanza, que todo lo permite. Porque sólo es misericordia y nuestros corazones se desgarran en inmenso dolor porque sus almas van camino del infierno y otros, de un purgatorio tan profundo que las penas son similares a las del infierno.
Orar mucho por la conversión de los pobres pecadores. Orar mucho de las almas consagradas que un mayor número van por el camino de la perdición.
Otro número, por miedo no proclaman la verdad.
Orar mucho por las pobres almas consagradas, almas predilectas de nuestros corazones.
Iglesia solamente hay una, la iglesia fundado por Cristo, mi divino Hijo, y a ella se entra con las leyes de la Iglesia católica y apostólica. Dejando atrás las religiones que han profesado llenas de errores, hijos míos. 
Ningún obispo, ningún cardenal, ningún alma consagrada sacerdote puede estar de acuerdo con la abominación que se está cometiendo en Madrid, hijos míos. 
Y, algunos están con ellos.
Dios creó hombre y mujer. No hombre y hombre y mujer y mujer. Ello es satánico. Va contra toda ley de la naturaleza y de Dios, hijos míos.
Orar mucho, mucho por la Iglesia y por todas las almas consagradas. 
Orar mucho por las almas consagradas que se conservan fieles para que el Paráclito le de la fuerza para seguir fiel hacia el Señor hasta el fin, aunque reciban humillaciones de los suyos, hijos míos.
Orar mucho por vuestros familiares y por la conversión de los pobres pecadores. 

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