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jueves, 30 de agosto de 2018

MENSAJE PARA EL GRUPO DE ORACIÓN 
SAGRADOS E INMACULADOS CORAZONES

30 JULIO DE 2018



Nuestra Madre
Hijos míos, de nada nos sirve la adoración a vuestro Jesús en la Eucarística si no hacéis lo que mi divino Hijo os dice.
Y no, hijos míos, pensar en el yo de cada uno que el yo de cada uno os hace ver siempre que lleváis razón y NO, NO, y NO.
No es así, hijos míos, que muchas veces, la mayoría, estáis equivocados.
Y pensar más en el prójimo. Ser humildes que la humildad es la que os tiene estancados como el agua está en un estanque putrefacto, hijos míos, y avanzar.
Es hora de que los míos empiecen ya a despuntar, a crecer en santidad y amor porque la hora está llegando. 
Hijos míos, las semillas, todas han sido plantadas en vuestros corazones por el sembrador de vuestras almas.
Ahora, dejar al Paráclito cuidarlas para que despunten, crezcan y den su fruto que no lo dejáis por el yo, por el mundo y por la soberbia.
Agachar el cérvix y amar a vuestros hermanos como mi divino Hijo y vuestra Madre os han amado, os aman y os amarán por siempre. Y no seáis hipócritas y fariseos.
Y todo lo que hagáis en su nombre y en el mío, guardarlo en vuestro corazón.
Y no andar diciéndolo porque así actuaban los hipócritas y fariseos para dárselas de buenos y de que hacían y sus almas eran sepulcros putrefactos, hijos míos.
Nadie tiene que saber el bien que hacéis, sino solamente vuestro Padre que está en lo alto.
Esa es la verdadera humildad, el verdadero amor, hijos míos. 
No el que va con el yo, yo, de nada le sirven esas buenas obras y cuando se da, se da de corazón y con amor.
Aceptaros tal y como sois cada una y no penséis que lleváis razón porque la mayoría de las veces estáis muy equivocados porque veis la paja en el ojo ajeno y no veis la viga que lleváis en vuestro ojo, y es muy grande, hijos míos.
Hacer como mi divino Hijo, humillaros porque el que se humilla será ensalzado y llevaros todos bien.  
Pedir por la llama de amor de mi Inmaculado corazón aleje a Lucifer y a todo espíritu maligno de vuestro lado, de vuestros hogares, de vuestros familiares y del mundo entero.
La llama de amor la tenéis que tener siempre en vuestra mano, en vuestra boca y en vuestro corazón. Que es lo más grande que tenéis. 

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