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viernes, 17 de agosto de 2018

MENSAJE PARA EL GRUPO DE ORACIÓN 
SAGRADOS E INMACULADOS CORAZONES

9 JUNIO DE 2018



Nuestra Madre
Hijos míos, el Corazón Inmaculado de vuestra santísima Madre y el Sagrado Corazón de mi divino Hijo nos hemos hecho presentes en este cenáculo formado y dirigido por nuestros Sagrados e Inmaculados Corazones.
Hoy, fiesta de mi Inmaculado Corazón vengo junto con mi divino Hijo llenos de dolor por la situación de España y del mundo, hijos míos. 
Os pido que seáis siempre conscientes y actuéis según vuestra conciencia. No os dejéis llevar por las apariencias, hijos míos. 
Este grupo es el grupo de los Sagrados e Inmaculados corazones de mi divino Hijo y de su Madre y vuestra, María. 
Pero, no de unos corazones llenos de gozo y de alegría.
Es el grupo de los Sagrados e Inmaculados corazones dolorosos de vuestro Jesús y de vuestra Madre Inmaculada, hijos míos. 
A él venimos a que calméis nuestra sed tras el desamor de tantas almas, de tantas y tantas almas que viven a su libre albedrío. Saltándose todos los mandamientos. Al margen de Dios y sin querer a Dios en sus vidas, hijos míos. 
Vosotros sois el agua de los corazones de mi Hijo y del mío reciben para calmar nuestra sed, hijos míos. 
Preparaos para todo lo que os viene. Tanto provocado por la naturaleza, por el hombre y por los gobiernos de este mundo sin Dios. 
Pero no olvidaros que David venció a Goliat, en la pequeñez, en la insignificancia, y en el corazón justo. ¡Ahí, está la fuerza y el poder de Dios, hijos míos!
Todo el pueblo de Israel estaba oprimido, esclavo, por los que llevaban entonces Israel.
Y, un pobre pastor, insignificante pero justo y lleno de Dios venció a Goliat y a los opresores de Israel, hijos míos. 
Regiros por vuestras conciencias, por los mandamientos. Y por la confianza en el que todo lo puede, hijos míos. 
Como os dije, volcanes están despertando y otros que ni siquiera el hombre sabe que están, surgirán. Y destruirán, hijos míos.
Las estaciones cambiarán, ya están cambiando. Las grandes sequías, las grandes aguas torrenciales y las cuatro estaciones se darán en un día.
Consagraros todos los días a nuestros Sagrados e inmaculados corazones.
Los sufrimientos serán mayores pero el Sagrado corazón de mi divino Hijo y el inmaculado corazón de vuestra Madre Inmaculada reinará en España, tierra predilecta de nuestros corazones, tierra regada por hombres valientes y mujeres llenas del temor de Dios y del amor de Dios que dieron la vida por Jesús. Tierra de grandes santos, hijos míos.
Tierra llena de manifestaciones y apariciones de vuestra Madre, hijos míos. 
Los Inmaculados y Sagrados Corazones reinarán en España, hijos míos, pero antes España tiene que ser purificada.
Y todo depende del hombre, según como responda el hombre, así será la purificación, hijos míos.
Vosotros para reparar el corazón doloroso de vuestro Jesús y el inmaculado corazón doloroso de vuestra Madre tenéis que ser muy, muy, muy humildes.
Hablaros con amor, con dulzura y estar muy unidos en el grupo, hijos míos.
El corazón de mi divino Hijo, su Sagrado Corazón y el inmaculado corazón de vuestra Madre son vuestro refugio, son vuestra protección, son vuestra ayuda y vuestro socorro. Lo son todo para vosotros. ¡Si queréis acogerlo, hijos míos!
Mi amor y el de mi divino Hijo no tiene límites, es infinito por cada uno de vosotros, mis pequeños. Estáis en el calvario, al pie de la cruz junto a vuestra Madre dolorosa.  Acompañando y consolando a esta Madre desgarrada de dolor y a mi divino Hijo desgarrado, hecho una llaga, colgado en la cruz por amor a todo el género humano, hijos míos.
Seguir al pie de la cruz junto a vuestra Madre, perseverar en ello, hijos míos. Sois almas reparadoras. No os prometo la felicidad en la tierra, pero sí un día en el cielo. Si perseveráis y nos sois fieles, hijos míos, llevando a cabo todas las enseñanzas que os hemos dado y poniendo en práctica todos los consejos.
Es hora de que empecéis ya, desde hoy, a vivir y a ser como los primeros cristianos. Que se os conozca por el amor, por la unión que hay en vosotros, hijos míos. 
Que todos seáis uno en nuestros Sagrados e Inmaculados Corazones.
¡Que viváis con lo necesario y no meteros en cosas que no podéis, hijos míos!
Que ayudéis al que verdaderamente no percibe apenas para llegar a fin de mes.
Los que tenéis más de una casa, hijos míos, y lo estáis pasando mal, ponerla en venta.
Y con lo que recibáis gastar sólo lo necesario y ayudar también a los demás, hijos míos.
A este mundo vinisteis desnudos, como el Padre os creó, y os iréis sin nada. Sólo con las manos llenas o vacías de amor, hijos míos. Todo se queda aquí. Solo las buenas obras, el amor es lo que lleva el alma ante Dios, hijos míos. 
Os bendigo
En el nombre de Dios Padre, de Dios Hijo y de Dios Espíritu Santo
Preparaos para lo que os viene, pero no temáis, nuestros corazones están con vosotros.
Orar para que no se de la guerra civil, hijos míos.
Orar para que sólo se quede en una revolución y que sea acortada lo antes posible.

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