MENSAJE PARA EL GRUPO DE ORACIÓN
SAGRADOS E INMACULADOS CORAZONES
21 FEBRERO DE 2017
Nuestra Madre
Vuestra Madre Dolorosa se ha hecho presente en este
cenáculo formado con inmenso amor y dirigido por nuestros Sagrados e
Inmaculados Corazones.
Mi mensaje en esta tarde va a ser corto.
Oración os pido y sacrificio.
¡Ay, hijos míos, sin oración, sin sacrificio y sin
buenas obras! ¡Sin estas tres cosas no podréis entrar directamente al cielo!
Si para conseguir las cosas terrenas lo conseguís la
mayor parte de las veces, a base de muchos sacrificios y de quitaros de muchas
cosas.
¿Cómo, hijos ciegos, que dais todo por los bienes
terrenales, no os sacrificáis por ganar el cielo?
Mucho pedís, pero no queréis esforzaros y nuestros
corazones sangran de dolor al ver los sacrificios que hacéis por las cosas de
este mundo y lo poco o nada que hacéis para conseguir el cielo.
Para desagraviar nuestros corazones, por vuestras
intenciones y por todo lo que pedís.
Todo se consigue con amor, con fe, con renuncias, con
oración y sacrifico anteponéis todo a nuestros Corazones.
Os pido en esta tarde en la que está próxima a
comenzar la Cuaresma: ayunos, sacrifico y oración.
Para el perdón de todos vuestros pecados, para atraer
a vuestros familiares a nuestros corazones, para presentarnos vuestras
intenciones y peticiones, por vuestros enfermos y por la conversión de los
pobres pecadores.
Por los agonizantes, las almas del limbo, las almas
benditas del purgatorio y para pedir por el Papa y las almas consagradas.
¡Ay, hijos míos, acudir siempre a nuestras llamadas
que os estoy esperando siempre con los brazos abiertos!
En ellos os acojo y os adentro en lo más profundo de
mi Inmaculado Corazón.
Pero es tiempo de mucha oración, de sacrificios, de
ayunos los que podáis. Porque al mal se le vence con estas armas, hijos míos.
Y al Padre, a mi Divino Hijo y al Paráclito y a
vuestra Madre Inmaculada nos derrotáis con la oración, el ayuno y el
sacrificio.
Y las gracias que pedís, si es bien para las almas y
para vosotros, se os dan más rápidamente, hijos míos.
¡Que pedís mucho, pero dais poco!
Y llevar con amor el don de la cruz cada día, hijos míos.
La cruz la tenéis que llevar con alegría porque en
ella son asemejáis a mi Divino Hijo y no quejándoos ni renegando de ellas.
La cruz es amor, es un pedacito chiquitito de la cruz
que mi Divino Hijo llevó por cada uno de vosotros.
Y en nuestros Sagrados e Inmaculados Corazones es
llevadera, hijos míos.
Agarraros bien a la cruz y no desprenderos de ella.
Os bendigo en el nombre de Dios Padre, de Dios Hijo y
de Dios Espíritu Santo y todos los objetos religiosos quedan bendecidos con
grandes gracias, protecciones y bendiciones para la paz en vuestros hogares,
para la conversión de los pobre pecadores y por los pobres moribundos.
Quedad en la paz, el amor de nuestros Sagrados e
Inmaculados Corazones dolorosos y desgarrados por amor a los hombres, hijos míos.
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