MENSAJE PARA EL GRUPO DE ORACIÓN
SAGRADOS E INMACULADOS CORAZONES
6 MARZO DE 2017
Padre Eterno
Hijos míos, vuestro Padre se ha hecho presente en uno
de los cenáculos formado y dirigido por el Sagrado Corazón de mi Divino Hijo y
por el Inmaculado Corazón de María, mi Hija.
En este cenáculo dedicado a reparar y desagraviar el
corazón de vuestro Padre celestial.
Hijas mías e hijos míos, hace unos días que ha empezado
la Cuaresma.
La Cuaresma es tiempo de recogimiento y de mirar en
el interior de vuestro corazón y de vuestras almas.
De hacer bien lo que estáis haciendo mal y de
corregiros de vuestros mayores defectos. En esta Cuaresma, vuestro Padre, os
pide que os améis todo el rebaño como decís amarme a mí, a mi Hijo, a mi Hija,
la predilecta y al Paráclito.
Quiero, y más que querer, os exijo, en esta Cuaresma
que os acerquéis más al hermano o a la hermana que os cuesta más trabajo en el
grupo.
Esto es lo que os pido en esta tarde, para todo el
grupo, para esta Cuaresma, para que empecéis la Semana Santa unidas a María
como las santas mujeres en amor.
¡Ay, hijas mías, sois peores que los niños!, ¡Cuántas
niñerías tenéis!
¿Cuántas veces os voy a tener que decir más, al igual
que mi Divino Hijo, y mi Divina Hija, que os aceptéis todos y todas, tal y como
sois cada uno y cada una?
No veréis transformación en vosotras y en vuestros
hermanos. La transformación la hago Yo que no se os olvide, hijos míos e hijas
mías.
Si Yo, vuestro Padre celestial, os tomo en mis brazos
como ahora mismo, con vuestras miserias, vuestras iniquidades, vuestras faltas,
vuestros pecados, ¿cómo es que, entre vosotros, no os aceptáis y os amáis tal y
como sois, cada uno y cada una?
Dejaros ya de una vez, de decir como es esta, ¿No
habéis pensado que estoy esperando a que os aceptéis así, tal y como sois, para
hacer Yo la transformación en cada uno y en cada una de vosotros, hijos míos e
hijas mías?
Yo junto con mi Divino Hijo y con el Paráclito somos
los que transformamos los corazones, somos los que convertimos. Que no se os
olvide.
Vosotros y vosotras sois simplemente instrumentos
para atraer a los hombres y mujeres a mí, lo demás lo hago Yo.
Espero que esta vez me hagáis caso. Y después de la
Resurrección, si me hacéis caso, pondré mi sello junto con el de mi Hijo y el
Paráclito en vuestros corazones para que ningún pelo de vuestra cabeza sea
tocado sin mi permiso.
Pero antes, tenéis que responderme, hijos míos e
hijas mías.
Dejaros de niñerías y empezar a ser adultos llenos de
amor en los corazones de mi Hijo, de mi Hija y en el mío.
No dar importancia a nada pues nada tiene importancia
en esta vida. Sólo una tiene importancia, el estar alejado del amor de Dios.
¡Ahí es la gran preocupación, ahí es la gran
importancia porque ello lleva a la condenación eterna!
Recordar que os amo tal y como sois cada uno y cada
una.
Recordar que os llevo dentro de mi corazón y que os
tengo sentados y sentadas en mis rodillas.
Y recordar que tenéis que corregiros en esta Cuaresma
de lo que más os cueste y hacer bien lo que hacéis mal.
A partir de ahora, rezaréis todos los días en el
rosario los Misterios Dolorosos para meteros más aún en la Pasión y en la
muerte de mi Divino Hijo que dio la vida por cada uno y cada una de vosotros y
de vosotras y del mundo entero.
Y mi corazón de Padre se desgarró al ver cómo quedó
mi Hijo y por amor a vosotros lo permití para que un día, no lejano, estéis
conmigo en la eternidad, mis pequeños y pequeñas, hijos e hijas mías.
¡Cuánto os cuesta y no echéis todas las culpas al
maligno, él se aprovecha de vuestras debilidades, pero vosotros y vosotras
también sois culpables porque no ponéis empeño en corregiros!
Os amo, mi brazo os abraza a todos que sois sentados
en mis rodillas. Y todos sois bendecidos con gracias, protecciones y
bendiciones para esta Cuaresma y para acompañar a la Inmaculada en la Semana de
Pasión hasta instante antes de la Resurrección de Cristo, mi Divino Hijo.
Y en todos los objetos religiosos que tenéis, que
habéis traído, en todos pongo una gracia especial que brota de mi corazón de
Padre.
El amor de vuestro Padre celestial desciende sobre
vosotros y vosotras y los objetos religiosos.
El amor de mi Divino Hijo desciende sobre vosotros y
vosotras y los objetos religiosos.
El amor del Paráclito desciende sobre vosotros y
vosotras y los objetos religiosos.
Y la llama del Inmaculado Corazón de María, nuestra
Señora de la Preciosa Sangre, y de María Corredentora, que es la misma,
desciende sobre vosotros y vosotras y los objetos religiosos.
Quedad todos y todas sentados en mis rodillas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario