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jueves, 18 de mayo de 2017

MENSAJE PARA EL GRUPO DE ORACIÓN 
SAGRADOS E INMACULADOS CORAZONES
 

20 ABRIL DE 2017




Jesús
Shalom, hijos míos.
Hijos míos e hijas mías, vuestro Jesús se ha hecho presente en medio de vosotros gracias hijos míos e hijas mías las que habéis acudido y los que habéis acudido a mi llamada a reparar a vuestro Jesús de tanto sacrilegios, tantas profanaciones, tantos olvidos, tanta tibieza y tanto desamor como recibo en el sacramento del altar, en la Eucaristía.
Todos los que podáis arrodillaos pidiendo perdón por vuestros pecados, por los pecados de vuestros familiares y por los pecados del mundo entero.
¡Ay, hijos míos, el trueno de la justicia del Padre ya está cayendo sobre la tierra!
Orar mucho por la conversión de los pobres pecadores.
La primera vez que vine a la tierra tomando carne en el vientre de mi Madre, vine como Salvador.
En esta segunda venida, venida intermedia, vengo como juez y toda la paja arderá en fuego y desaparecerá de la faz de la tierra.
Pedir mucho por la conversión de los pobres pecadores, estos pecadores que todavía tienen posibilidad de salvación. Hay otros que no, hijos míos. Los que quieren borrarme de la faz de la tierra. Ellos están poseídos por el enemigo.
Ser humildes. Ser mi reflejo. Llevad todo con amor y presentármelo por medio del Inmaculado Corazón de mi Santísima Madre y vuestra para salvar almas confundidas. Las almas que no me conocen y las almas de los pobres pecadores que todavía no han sido poseídas por el enemigo, sino que son llevadas por el mundo y por esta sociedad corrupta en la que vivís, hijos míos.
Es tiempo de muchos sacrificios, de mucha oración para poder salvar la parte que reclama mi Madre de la humanidad.
Cada vez, hijos míos, la purificación irá en aumento. Los gobiernos se pondrán peores, la naturaleza se rebelará más agresivamente contra el hombre.
La guerra que ha comenzado pero que está silenciosa, en cualquier momento oiréis esos tambores de guerra.
Orar, orar, hijos míos, para que sea detenida por el brazo del Padre o suavizada. Grandes naciones y pueblos quedarán destruidos y otros desaparecerán en el mar. Grandes terremotos, huracanes, tornados vienen a la tierra, hijos míos.
Y, muchas almas desaparecerán en estas catástrofes y muchos pueblos serán tragados por el mar, por los terremotos y por los volcanes, hijos míos.
Arrepentíos, hijos míos, arrepentíos que mi corazón está lleno de misericordia para toda alma que venga a Mí contrita y arrepentida.
Besar el suelo para reparar a vuestro Padre celestial. Dejaros llevar por el Paráclito que anida en vuestro corazón, escucharle. Para ello, tenéis que tener un corazón limpio y puro.
Ser todos uno, hijos míos, en Mí.
Estar todos injertados fuertemente a la vid que soy Yo, vuestro Jesús.
¡Ay, hijos míos, cada vez que alguna o alguno de vosotros os desprendéis de la vid, una profunda llaga hacéis en mi cuerpo, hijos míos!
Imitar a mi Madre y vuestra y llevar mi amor entre vosotros, a vuestras familias, si no podéis con vuestras palabras, con el ejemplo y hablarme a Mí de ellos y no a ellos de Mí. Porque nada adelantaréis los que están duros de corazón, hijos míos.
Y llevar mi amor a la gente sedienta de mi palabra y mi misericordia.
El Espíritu Santo pondrá las palabras en vuestra boca y él os guiará a las almas que debéis hablarle de Mí, no a las que ya están poseídas por el rey de la mentira.
No hablar mal de nadie. Orar por ellos y no juzgar y no seréis juzgados, hijos míos.

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